Interesantes son las investigaciones de la neurociencia al respecto: Según un estudio de la Universidad de Harvard, la mayor causa de infelicidad es una mente divagante, es decir la ausencia de paz interior. La mente no para y hay mucho diálogo interior, girando en la mayor parte del tiempo alrededor de la propia persona. Cuanto menos somos capaces de controlar ese ajetreo mental menos felices nos sentimos.
Se ha estudiado también qué pasa cuando nos sentamos sin hacer nada. Y se ha demostrado que aun así nuestro cerebro está constantemente mandándonos pensamientos y emociones relacionados con el pasado y el futuro, por lo cual estamos todo el tiempo, de forma espontánea, recordando e imaginando cosas. Todo eso pasa un 75-80% del día.
La buena noticia es que hay formas de entrenar nuestra mente para que este menos agitada. Por ejemplo mediante la meditación. Dirigiendo la atención a los procesos de nuestro cuerpo. Y para el quien le es difícil meditar, hay otras formas de conseguirlo, por ejemplo mediante la reflexología facial. Al fortalecer la parte prefrontal del cerebro, las emociones se pueden regular mejor, ya que disminuye la amigdala como parte importante del sistema emocional del cerebro. Cuando más pequeña la amigdala, mayor es nuestra percepción de felicidad.
El estado emocional se puede mejorar también por ejemplo trabajando el sistema energético. Después de equilibrar los meridianos, donde fluye nuestra energía vital, podemos llegar a experimentar un estado de serenidad y tranquilidad en pocos minutos. También existe la posibilidad de fortalecer la corteza prefrontal mediante la reflexología.